Mar 31, 2019

Jesús es luz y todo lo que de Él sale es luz… Vol 13 Cap 20



“Hija mía, Yo soy Luz eterna, y todo lo que sale de Mí es luz, así que no es solamente mi latido el que hace salir luz, sino cada pensamiento mio, respiro, palabra, paso, cada gota de mi sangre, es luz que se desprende de Mí, y que difundiendose en medio de todas las criaturas, se sustituye como vida de cada una de ellas, queriendo la correspondencia de sus pequeñas luces, porque también ellas son luz, pues también ellas han salido de dentro de mi misma Luz, pero el pecado convierte en tinieblas el obrar de la criatura.

Hija mía, amo tanto a la criatura, que la concebí en mi aliento y la di a luz sobre mis rodillas, para hacerla reposar sobre mi seno y tenerla al seguro, pero la criatura me huye, y Yo, no sintiéndola en mi aliento ni encontrándola sobre mis rodillas, mi aliento la llama continuamente, y mis rodillas están cansadas de esperarla y la voy buscando por todas partes para tenerla conmigo de regreso. ¡Ah, en qué estrecheces de dolor y de amor me ponen las criaturas!”

Libro de Cielo. Septiembre 28, 1921, Vol. 13, Cap. 20



¡Oh! cómo nuestro Padre Celestial más que padre suspira, arde, delira por sus hijos, porque habiéndolos parido de su seno espera su regreso para gozárselos en sus brazos amorosos. Y es propiamente esto el reino del Fiat Supremo, el regreso de nuestros hijos a nuestros brazos paternos, y por eso lo suspiramos tanto.”

Libro de Cielo. Noviembre 20, 1926, Vol. 20, Cap. 27







El don de la pureza es gracia conseguida... Vol 3 Cap 41


“Hija mía, el don de la pureza no es don natural, sino que es gracia conseguida, y esta se obtiene con volverse atractiva, y el alma se hace tal con la mortificación y los sufrimientos. ¡Oh, cómo se vuelve atractiva el alma mortificada y sufriente, cómo es hermosa, y Yo siento tal atracción hacia ella que enloquezco por esta alma y todo lo que quiere le doy. Tú, cuando estés privada de Mí, sufre mi privación, que es la pena más dolorosa para ti, por amor mío, y Yo sentiré más atracción que antes y te concederé nuevos dones.”

Libro de Cielo. Febrero 21, 1900, Vol. 3, Cap. 41


“sólo el amor verdadero y sincero, unido a la mortificación me hace renacer vivo, crucificado en el corazón de quien me ama.”

Libro de Cielo. Enero 4, 1901, Vol. 4, Cap. 44






Si el amor es santo forma la vida de la santificación Vol 5 Cap 4



Encontrándome en mi habitual estado, después de haber esperado mucho he visto por poco tiempo a mi adorable Jesús entre mis brazos y una luz que salía de su frente, y en esta luz estaban escritas las siguientes palabras: “El amor es todo para Dios y para el hombre, si cesa el amor cesaría la vida, sin embargo hay dos especies de amor, uno espiritual y divino, y el otro corporal y desordenado, y entre estos amores hay gran diferencia entre ellos por la intensidad, multiplicidad, diversidad, se puede casi decir que es la diferencia que hay entre el pensar de la mente y el obrar de las manos, la mente en brevísimo tiempo puede pensar en cientos de cosas, donde las manos apenas pueden hacer una sola obra. Dios Creador, si crea a las criaturas, es el amor lo que hace que las creé; si tiene en continua actitud sus atributos hacia las criaturas, es el amor el que a esto lo empuja, y sus mismos atributos del amor reciben la vida. El mismo amor desordenado, como a las riquezas, a los placeres y a tantas otras cosas, no son éstas las que forman la vida del hombre, pero si siente amor a estas cosas, no sólo forman la vida, sino que llega a hacer de ellas un ídolo propio. Así que si el amor es santo forma la vida de la santificación, si es perverso forma la vida de la condenación.”

Libro de Cielo. Marzo 23, 1903, Vol. 5, Cap. 4



“Hija mía, el amor es vida, y cuando este amor sale del alma que vive en mi Voluntad, tiene virtud de formar en Dios mismo la Vida de amor, y como la sustancia de la Vida Divina es el amor, por eso la criatura con su amor forma en Dios otra Vida Divina, y Nosotros sentimos en Nosotros mismos nuestra Vida formada por la criatura.

Libro de Cielo. Febrero 15, 1931, Vol. 26, Cap. 2





Mar 28, 2019

Las verdades son nuevas creaciones. La verdad es luz - Vol 13 Cap 56


En cuanto Jesús fue concebido, hizo renacer todas las criaturas en ÉL Vol 13 Cap 24




Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús me hacía ver cómo de dentro de su Santísima Humanidad salían todas las criaturas, y todo ternura me ha dicho: “Hija mía, mira el gran prodigio de la encarnación, en cuanto fui concebido y se formó mi Humanidad, así hacía renacer a todas las criaturas en Mí, así que en mi Humanidad, mientras renacían en Mí, sentía todos sus actos distintos: En la mente contenía cada pensamiento de criatura, buenos y malos, los buenos los confirmaba en el bien, los rodeaba con mi Gracia, los investía con mi Luz, a fin de que renaciendo de la santidad de mi mente, fueran dignos partos de mi inteligencia; los malos los reparaba, hacía la penitencia que les correspondía, multiplicaba mis pensamientos al infinito para dar al Padre la gloria por cada pensamiento de las criaturas.
En mis miradas, en mis palabras, en mis manos, en mis pies y hasta en mi corazón, contenía las miradas, las palabras, las obras, los pasos, los corazones de cada uno, y renaciendo en Mí todo quedaba confirmado en la santidad de mi Humanidad, todo reparado, y por cada ofensa sufrí una pena especial. Y habiéndolos hecho renacer a todos en Mí, los llevé en Mí todo el tiempo de mi Vida, ¿y sabes cuando los parí? Los parí sobre la cruz, en el lecho de mis acerbos dolores, entre espasmos atroces, en el último suspiro de mi Vida; y en cuanto morí, así renacían todos a nueva vida, todos sellados y marcados con todo el obrar de mi Humanidad; y no contento con haberlos hecho renacer, a cada uno le daba todo lo que Yo había hecho para tenerlos defendidos y en lugar seguro.
¿Ves qué santidad contiene el hombre? La santidad de mi Humanidad; jamás habría podido dar a luz hijos indignos y desemejantes de Mí, por eso amo tanto al hombre, porque es parto mío, pero el hombre es siempre ingrato y llega a no conocer al Padre que lo ha parido con tanto amor y dolor.” Después de esto se hacía ver todo en llamas, y Jesús quedaba quemado y consumido en aquellas llamas y no se veía más, no se veía otra cosa que fuego, pero después se veía renacer de nuevo, y después quedaba otra vez consumido en el fuego. Entonces ha agregado: “Hija mía, Yo ardo, el amor me consume, es tanto el amor, las llamas que me queman, que muero de amor por cada criatura. No fue solamente por las penas por lo que morí, sino que las muertes de amor son continuas, no obstante no hay quien me dé su amor por refrigerio.
Libro de Cielo, Octubre 16, 1921, Vol. 13, Cap. 24

¿Cuántos bienes no ha conseguido al hombre mi Humanidad? Dejé las puertas abiertas para que pudieran entrar cuando quisieran, pero qué pocos son aquellos que entran.”
Libro de Cielo, Enero 28, 1922, Vol. 13, Cap. 55


Mar 27, 2019

En la Divina Voluntad todas las cosas tienen el mismo valor Vol 11 - Cap 3





En la Divina Voluntad
todas las cosas tienen el mismo valor

Volumen 11 - Capítulo 3


Continuando mi habitual estado, mi siempre amable Jesús ha venido y le he dicho: “Dime,
oh Jesús, ¿cómo es que después de que has dispuesto al alma a sufrir, y de que
ella conociendo el bien que hay en el sufrir, ama el sufrir y sufre casi con
pasión, y cuando cree que su patrimonio es el sufrir, viviendo ella lo más bello,
Tú le quitas este tesoro?” Y Jesús:

“Hija mía, mi Amor es grande, mi régimen es insuperable, mis
enseñanzas son sublimes, mis instrucciones son divinas, creadoras
e inimitables; entonces, para hacer que todas las cosas, sean
grandes o pequeñas, sufrir o gozar, naturales o espirituales,
adquieran un solo color y tengan un solo valor, permito que
cuando el alma se ha adiestrado a sufrir y llega a amarlo, Yo le
hago pasar el sufrir como propiedad en la voluntad, así que cada
vez que Yo le mande el sufrir, teniendo la propiedad, las
disposiciones en la voluntad, se encontrará siempre dispuesta a
sufrir y a amar el sufrimiento. Así que Yo miro las cosas en la
voluntad, y entonces es para el alma como si siempre sufriera a
pesar de que no sufra; y a fin de que el gozar tenga el mismo valor
que el sufrir, y el rezar, el obrar, el comer, el dormir, en suma, todo,
porque el todo está en si las cosas son de mi Voluntad, para hacer
que cualesquiera que sean las cosas tengan un solo valor, permito
que el alma se adiestre a todas las cosas en mi Voluntad con santa
indiferencia. Así que para el alma parece que mientras Yo le doy
una cosa, luego se la quito, pero no es verdad, más bien es que en
un principio, cuando el alma no está bien adiestrada, siente la
sensibilidad en el sufrir, en el rezar, en el amar, pero cuando con
el adiestrarse pasan como propiedad en la voluntad, cesa la
sensibilidad, pero al llegarle la ocasión de tener necesidad de
servirse de estas propiedades divinas que le he hecho adquirir,
con paso firme y con ánimo imperturbable se pone a ejercitarse
en la ocasión que se presenta, como por ejemplo: ¿Se presenta el
sufrir? Entonces encuentra en ella la fuerza, la vida del sufrir;
¿debe rezar? Encuentra en ella la vida de la oración, y así de todo
lo demás.”

Según lo que dice Jesús a mí me parece así: Supongamos que yo haya recibido un don;
mientras no me decida dónde debo guardar y conservar ese don, lo miro, lo aprecio y siento
una cierta sensibilidad en amar aquel don; pero si lo conservo bajo llave, no viéndolo más
la sensibilidad cesa, pero no por esto puedo decir que el don ya no es mío, no, al contrario,
ciertamente es más mío porque lo tengo bajo llave y ya no está en peligro de que me lo roben
como antes de guardarlo. Y Jesús ha continuado:

En mi Voluntad todas las cosas se dan la mano entre ellas, todas
se asemejan, todas están en sumo acuerdo, así que el sufrir da su
lugar al gozar y dice: ‘He hecho mi parte en la Voluntad de Dios,
haz ahora la tuya, y cuando Jesús lo quiera me pondré de nuevo
a obrar.’ El fervor dice a la frialdad: ‘Tú serás más ardiente que yo
si te contentas con estar en la Voluntad de mi eterno Amor.’ Y así
la oración al trabajo, el sueño a la vigilia, la enfermedad a la
salud, todas, todas las cosas entre ellas, una cede su puesto a la
otra para estar en acto, pero todas tienen su puesto distinto.
Además, quien vive en mi Voluntad no necesita hacer camino
para ponerse en actitud de hacer lo que Yo quiero, sino que como
cable eléctrico se encuentra ya en Mí haciendo lo que Yo quiero.








  

  Sierva de Dios Luisa Piccarreta, la Pequeña Hija de la Divina Voluntad

La mortificación debe ser el respiro del alma Vol 3 Cap 38

La mortificación debe ser el respiro del alma


Continúa casi siempre lo mismo. Esta mañana, Jesús, después de haberme renovado las
penas de la crucifixión me ha dicho:

“La mortificación debe ser el respiro del alma. Así como al cuerpo le es
necesaria la respiración, y del aire bueno o malo que se respira, así queda
infectado o purificado, también por la respiración se conoce si está sano o
enfermo el interior del hombre, si todas las partes vitales están de acuerdo;
así el alma, si respira el aire de la mortificación todo estará en ella purificado,
todos sus sentidos sonarán con un mismo sonido concordante, su interior
exhalará un respiro balsámico, saludable, fortificante; pero si no respira el
aire de la mortificación todo será discordante en ella, exhalará un respiro
maloliente y nauseante, mientras está por domar una pasión otra se
desenfrena, en suma, su vida no será otra cosa que un juego de niños.”

Me parecía ver a la mortificación como un instrumento musical, en el cual, si todas las
cuerdas están buenas y fuertes, produce un sonido armonioso y agradable, pero si las
cuerdas no son buenas, ahora hay que reparar una, ahora hay que afinar otra, por lo
que todo el tiempo lo usa en ajustarlo pero jamás en tocarlo, a lo más podrá emitir un
sonido discordante y desagradable, por eso jamás hará nada de bueno.

Libro de Cielo. Febrero 16, 1900, Vol. 3, Cap. 38








“La mortificación produce la gloria. Quien quiere encontrar la fuente de todos
los placeres, debe alejarse de todo lo que pueda disgustar a Dios.”

Libro de Cielo. Junio 17, 1902, Vol. 3, Cap. 133






Mar 26, 2019

Jesús nos abrió tantas fuentes en su Voluntad



Jesús nos abrió tantas fuentes en su Voluntad
“Mi Humanidad estando en la tierra se veía muy estrecha ante la Divinidad, y como era inseparable de Ella no hacía otra cosa que entrar en la Inmensidad de la Voluntad Eterna y abría innumerables fuentes en favor de las criaturas, porque siendo abiertas por un Hombre Dios, daba a la familia humana el derecho de acercarse a estas fuentes y tomar de ellas lo que quisieran. Así pues formé la fuente del amor, la de la oración, otra de la reparación, la fuente del perdón, la de mi sangre, la de la gloria. Ahora, ¿quieres saber quien agita estas fuentes para hacerlas brotar y hacerlas derramarse de modo que toda la tierra quede inundada? El alma que entra en mi Querer; conforme entra, si quiere amar se acerca a la fuente del amor y amando, o con sólo poner la intención de amar, agita la fuente, las aguas al ser agitadas crecen, se desbordan e inundan toda la tierra y a veces son tan fuertes estas agitaciones, que las olas se elevan tanto que llegan a tocar el Cielo e inundan la patria celestial; si quiere rezar, reparar, conseguir el perdón a los pecadores, darme gloria, agita la fuente de la oración, de la reparación, del perdón, y éstas brotan, se desbordan e inundan a todos. ¿Cuántos bienes no ha conseguido al hombre mi Humanidad? Dejé las puertas abiertas para que pudieran entrar cuando quisieran, pero qué pocos son aquellos que entran.”
Libro de Cielo, Enero 28, 1922, Volumen 13

“Hija mía, cuando el alma se sirve de mi Humanidad como medio para obrar, aunque sea sólo un pensamiento, un respiro, un acto cualquiera, son como tantas gemas que salen de mi Humanidad y se presentan ante la Divinidad, y como salen por medio de mi Humanidad, tienen los mismos efectos de mi obrar cuando estaba sobre la tierra.”
Libro de Cielo, Octubre 8, 1901, Vol. 4