Efectos de meditar siempre en la Pasión
Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en la Pasión de Nuestro Señor, y mientras esto hacía ha venido y me ha dicho:
“Hija mía, me es tan querido quien siempre va pensando en mi Pasión y siente desagrado y me compadece, que me siento como retribuido por todo lo que sufrí en el curso de mi Pasión, y el alma rumiándola siempre viene a formar un alimento continuo, en el que hay tantos diversos condimentos y sabores que producen diversos efectos. Así que si en el curso de mi Pasión me dieron cadenas y cuerdas para atarme, el alma me desata y me da la libertad; aquellos me despreciaron, me escupieron y me deshonraban, ella me aprecia, me limpia de esas escupitinas y me honra; aquellos me desnudaron y me flagelaron, ella me cura y me viste; aquellos me coronaron de espinas tratándome como rey de burla, me amargaron la boca con hiel y me crucificaron, el alma rumiando todas mis penas me corona de gloria y me honra como su Rey, me llena la boca de dulzura dándome el alimento más exquisito como es el recuerdo de mis mismas obras, y desclavándome de la cruz me hace resucitar en su corazón, dándole Yo por recompensa, cada vez que hace esto, una
nueva vida de Gracia, así que ella es mi alimento y Yo me hago su alimento continuo. Así que la cosa que más me agrada es que el alma piense siempre en mi Pasión.”
Libro de Cielo. Noviembre 9, 1906, Vol. 7, Cap. 63
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