Encontrándome en mi habitual estado, estaba pensando en el momento en el que el bendito Jesús encontró a su bendita Madre en el camino del calvario, y mientras los compadecía el dulce Jesús me ha dicho:
“Hija mía, mi Madre salió el día de mi Pasión sólo para poder encontrar y aliviar a su Hijo. Así el alma verdaderamente amante, en todo su obrar, su intención es únicamente la de encontrar a su querido amado y aliviarlo del peso de la cruz, y como la vida humana es una continua actitud de acciones, sea internas o externas, el alma no hace otra cosa que continuos encuentros con su amado; ¿y solamente lo encontrará? No, no, lo saludará, lo abrazará, lo besará, lo consuela, lo ama, y aunque sea con una sola palabrita que le diga de prisa Él quedará satisfecho y contento, y conteniendo la acción siempre un sacrificio, si la acción sirve para encontrar el sacrificio que hay dentro de la acción, servirá para aliviarme del peso de mi cruz. ¿Cuál será la felicidad de esta alma que en su obrar está en continuo contacto conmigo? ¡Oh! cómo crecerá siempre más el amor en cada encuentro que haga conmigo mediante su obrar. Pero cuán pocos se sirven de esto para encontrar el brevísimo camino de sus acciones para venir a Mí y estrecharse, aliviarme de tantas aflicciones que me dan las criaturas.”
Libro de Cielo. Diciembre, 1907, Vol. 8, Cap. 20
“¡Oh, Así el alma que hace mi Voluntad debe dominar todo, encontrarse por todas partes, sostener todo, y quiero que sea conocida por todos.”
Libro de Cielo. Marzo 10, 1922, Vol. 14, Cap. 11
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