La fiebre del amor hace emprender el vuelo
hacia el Cielo. Reproches de Jesús
Esta mañana después de haber esperado mucho ha venido mi adorable Jesús, y apenas lo he visto le he dicho: “Amado Bien mío, no puedo más, llévame de una vez para siempre contigo al Cielo, o bien quédate para siempre conmigo sobre esta tierra.”
Y Él: “Hazme observar hasta donde ha llegado la fiebre de tu amor, porque así como la fiebre natural cuando llega a un grado alto tiene virtud de consumir el cuerpo y hacerlo morir, así la fiebre del amor, si llega a un grado altísimo tiene virtud de deshacer el cuerpo y hacer tomar el vuelo al alma, nada menos que hacia el Cielo."
Y mientras esto decía ha tomado mi corazón entre sus manos como para revisarlo y prosiguió diciéndome:
“Hija mía, la fuerza de la fiebre del amor no ha llegado al punto, se necesita otro poco.”
Después hacía ver que quería verter, pero yo no le decía nada, y Él, casi reprochándome dulcemente ha agregado:
“¿No sabes tu deber? ¿No sabes que la primera cosa que deberías hacer al verme, es ver si hay en Mí alguna cosa que me aflige y amarga y pedirme que la vierta sobre ti? Este es el verdadero amor, sufrir las penas de la persona amada, para poder ver en todo contenta a la persona que se ama.”
Yo, avergonzándome de esto he dicho: “Señor, vierte.” Y Él ha vertido y ha desaparecido.
Libro de Cielo, Vol. 4, Cap. 103, Enero 25, 1902
“Debes saber que el verdadero amor es ingenioso, y el verdadero ingenio llega a todo; mucho más cuando en el alma hay un amor amante, un amor que se duele de las penas de la persona amada como si fueran propias, y un amor que llega a tomar sobre sí, a sufrir lo que debería sufrir la persona que se ama, es el más heroico y se asemeja a mi Amor, siendo muy difícil encontrar quien ponga la propia piel.”
Libro de Cielo, Vol. 4, Cap. 84, Septiembre 5, 1901
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