“Hija mía, quien ante Mí y ante los hombres se cree alguna cosa, vale nada, y quien se cree nada vale todo. Primero ante Mí, porque si hace alguna cosa, no cree que la hace porque puede hacerla, porque tiene la fuerza, la capacidad, sino que la hace porque recibe de Dios la gracia, las ayudas, las luces, por lo tanto se puede decir que la hace en virtud del poder divino, y quien tiene consigo el poder divino, ya vale todo. Segundo, ante los hombres este obrar en virtud del poder divino, la hace obrar todo diferente y no hace otra cosa que trasmitir luz del poder divino que en sí contiene, de modo que los más perversos, sin quererlo, sienten la fuerza de esta luz y se someten a sus quereres, y he aquí que también ante los hombres vale todo. Todo al contrario quien se cree alguna cosa, además de que vale nada, me es abominable, y por los modos ostentosos y refinados que tienen, creyéndose ellos alguna cosa, burlándose de los demás, los hombres los tienen señalados con el dedo como sujetos de escarnio y de persecución.”
Libro de Cielo, Vol. 4, Cap. 165, Diciembre 24, 1902
“El favor más grande que puedo hacer a un alma es el hacerse conocer a sí misma. El conocimiento de sí y el conocimiento de Dios van de la mano, por cuanto te conozcas a ti misma otro tanto conocerás a Dios.”
Libro de Cielo, Vol. 2, Cap. 28, Junio 2, 1899
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