Continuando mi habitual estado, en cuanto he visto al bendito Jesús me ha dicho:
“Hija mía, quien mucho teme, es señal de que mucho confía en sí misma, porque no descubriendo en sí misma otra cosa que debilidades y miserias, naturalmente y justamente teme; y quien nada teme, es señal de que confía en Dios, porque confiando en Dios, las miserias y las debilidades quedan perdidas en Dios; sintiéndose investida por el Ser Divino, no más obra ella, sino Dios en ella, ¿y qué puede temer? Así que la verdadera confianza reproduce la Vida Divina en el alma.”
Libro de Cielo, Vol. 7, Cap. 73, Enero 3, 1907
“Así que el alma que verdaderamente confía en Mí es mi sonrisa y mi complacencia, quien confía en Mí me ama, me estima, me cree rico, potente, inmenso; en cambio quien desconfía, no me ama en verdad, me deshonra, me cree pobre, impotente, pequeño, ¡qué afrenta a mi Bondad!”
Libro de Cielo, Vol. 12, Cap. 114, Octubre 8, 1919
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