Jul 30, 2019

Todo lo que haces pasa al Cielo Vol. 2 Cap. 1



“Mira, todo lo que haces pasa al Cielo, por eso ve la pureza con la cual debes obrar, pensando que todos tus pasos, palabras y obras vienen a mi presencia, y si son puros, esto es, hechos por Mí, Yo siento por ello un gozo grandísimo y los siento en derredor mío como tantos mensajeros que me recuerdan continuamente de ti; pero si son hechos por fines bajos y terrenos, siento fastidio.” Y mientras así decía, parecía que le tomaba las manos y levantándolas hacia el Cielo le decía: “Los ojos siempre en alto; eres del Cielo, obra para el Cielo.”

Mientras veía al confesor y a Jesús que así le decía, en mi mente me parecía que si se obrara así, sucedería como cuando una persona debe desalojar una casa para mudarse a otra, ¿qué hace? Primero manda todas las cosas y todo lo que ella tiene, y después se va ella. Así nosotros, primero mandamos nuestras obras a tomar el lugar para nosotros en el Cielo, y después, cuando llegue nuestro tiempo iremos nosotros. ¡Oh, qué hermoso cortejo nos harán!


Libro de Cielo, Vol. 2, Cap. 1, Febrero 28, 1899





“Hija, Yo amo grandemente a las almas puras, y así como de las impuras estoy obligado a huir, de las puras en cambio, como por un imán soy atraído a hacer morada en ellas. A las almas puras con gusto les presto mi boca para hacerlas hablar con mi misma lengua, así que no se fatigan para convertir a las almas; en dichas almas Yo me complazco no sólo de continuar en ellas mi Pasión, y así continuar aun la Redención, sino lo que es más, me complazco sumamente de glorificar en ellas mis mismas virtudes.”


Libro de Cielo, Vol. 2, Cap. 52, Agosto 1, 1899





Jesús hará reaparecer la santidad... Vol. 12 Cap. 26


Jesús hará reaparecer la santidad 
del vivir en su Voluntad

“Como soles…”

“Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre” 
(Mt: 13, 43)

“....Tú ven en mi Querer, vive en Él, a fin de que la tierra no sea más tu habitación, sino que tu habitación sea Yo mismo, así estarás del todo al seguro. Mi Voluntad tiene el poder de volver al alma transparente, y entonces, como el alma es transparente lo que Yo hago se refleja en ella: si Yo pienso, mi pensamiento se refleja en su mente y se hace luz, y el suyo como luz se refleja en el mío; si miro, si hablo, si amo, etc., como tantas luces se reflejan en ella, y ella en Mí; así que estamos en continuos reflejos, en comunicación perenne, en amor recíproco, y como Yo me encuentro en todas partes, los reflejos de estas almas me llegan en el Cielo, en la tierra, en las hostias sacramentales, en los corazones de las criaturas, dondequiera, y siempre luz doy y luz me envían, amor doy y amor me dan, son mis habitaciones terrestres donde me refugio de las náuseas que me dan las demás criaturas. ¡Oh! el bello vivir en mi Voluntad, me agrada tanto, que haré desaparecer todas las demás santidades, bajo cualquier otro aspecto de virtud en las futuras generaciones, y haré reaparecer la santidad del vivir en mi Voluntad, que son y serán no las santidades humanas, sino divinas, y su santidad será tan alta, que como soles eclipsarán las estrellas más bellas de los santos de las pasadas generaciones..”


Libro de Cielo, Vol. 12, Cap. 26, Noviembre 20, 1917  





Jul 29, 2019

La Gracia hace feliz al alma Vol. 3 Cap. 14



Esta mañana mi amado Jesús no venía, pero después de mucho esperar, en cuanto lo he visto me lamenté con Él por su tardanza, diciéndole: “Señor bendito, ¿cómo es que tardas tanto, tal vez te has olvidado que no puedo estar sin Ti? ¿O acaso perdí tu Gracia y por eso no vienes?” Y Él interrumpiendo mis lamentos me ha dicho:

“Hija mía, ¿sabes tú qué cosa hace mi Gracia? Mi Gracia hace feliz el alma de los bienaventurados comprensores, y vuelve feliz el alma de los viadores, con esta sola diferencia, que los comprensores gozándose y deleitándose, y los viadores trabajando y poniéndola en comercio. Así que quien posee la Gracia tiene en sí misma el paraíso, porque la Gracia no es otra cosa que poseerme a Mí mismo, y siendo Yo sólo el objeto encantador que encanta a todo el paraíso y que formo todos los contentos de los bienaventurados, el alma, poseyendo la Gracia, dondequiera que se encuentre posee su paraíso.”


Libro de Cielo, Vol. 3, Cap. 14, Noviembre 27, 1899





“¿Cuál es el pasaporte para entrar en el reino de la Gracia? Es la humildad. El alma, mirando siempre su nada y descubriendo que no es otra cosa que polvo, que viento, toda su confianza la pondrá en la Gracia, tanto que la hará dueña, y la Gracia tomando el dominio sobre toda el alma, la conduce por el sendero de todas las virtudes y la hace llegar a la cima de la perfección.”


Libro de Cielo, Vol. 3, Cap. 33, Enero 31, 1900







En qué modo nos visita Jesús Vol. 28 Cap. 21



Cómo el desánimo duplica el peso de las penas.
En qué modo nos visita Jesús


“Mi persona, que escondida dentro del velo del dolor visita a la criatura”

“Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro” 
(Jn: 11, 20)

Estoy bajo el imperio del Fiat Divino que es el único que conoce mis llagas profundas que va siempre exacerbando y multiplicando en mi pobre alma, pero toda mi esperanza es que reine en ella sólo el Querer Divino en las circunstancias dolorosas de mi existencia acá abajo, y que apresuren mi partida a la patria celestial. Mientras me encontraba bajo la prensa de penas amarguísimas, mi dulce Jesús me ha dicho:

“Hija mía, no te abatas, porque el abatimiento llama al desánimo, el cual duplica el peso de las penas, tanto, que la pobre criatura, con este peso duplicado apenas puede arrastrarse en el camino que debe recorrer, mientras que mi Querer quiere que no te arrastres, sino que vueles en su luz interminable. Y además el dolor soy Yo, en el cual hago mis pequeñas visitas, el velo es el dolor, pero dentro está mi persona, que escondida dentro del velo del dolor visita a la criatura; la necesidad soy Yo que escondido en ellas hago las más bellas visitas para hacerme ayuda de las necesidades que dispongo. No es con el sólo hacerme ver que visito a las criaturas, sino en tantos modos que se puede decir que en cada encuentro, en cada circunstancia, en cada cosa que le sucede, grande o pequeña, es una visita que me dispongo a hacerle para darle lo que necesita. Ahora, para quien vive en mi Divina Voluntad, siendo mi presencia permanente en ella, no sólo la visito, sino le voy ensanchando los confines de mi Querer.”


Libro de Cielo, Vol. 28, Cap. 21, Agosto 12, 1930    





Males de las adulaciones Vol. 4 Cap. 174



“Hija mía, las alabanzas, las adulaciones, son escupitinas y fango que ensucian y enlodan al alma y ciegan la mente para no dejarle conocer quién verdaderamente es ella, especialmente si no parten de la verdad, porque si parten de la verdad y la persona es digna de alabanzas, conociendo la verdad me dará a Mí la gloria; pero si parten de la falsedad, empujan a tal exceso al alma, que se confirma mayormente en el mal.


Libro de Cielo, Vol. 4, Cap. 174, Enero 13, 1903







Mientras sentimos el peso de las tentaciones HdP 8-9am



“Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla” 
(Mt: 13, 30)

Jesús, coronado de espinas, es tratado cual rey de burla y debe soportar insultos y penas inauditas; repara de manera especial los pecados de soberbia; y nosotros, ¿evitamos todo sentimiento de orgullo? ¿Atribuimos a Dios todo el bien que hacemos? ¿Nos sentimos inferiores a los demás? ¿Está siempre vacía nuestra mente de cualquier otro pensamiento para poder darle lugar a la gracia?

Muchas veces no le damos lugar a la gracia por tener nuestra mente llena de otros pensamientos; así que no estando nuestra mente llena de Dios, somos nosotros mismos la causa de que el demonio nos moleste, y casi que somos nosotros mismos quienes fomentamos las tentaciones. En cambio, cuando nuestra mente está llena de Dios, si el demonio quiere acercarse a nosotros, no encontrando lugar en dónde sugerirnos sus tentaciones, se aleja lleno de confusión, porque los pensamientos santos tienen tanta fuerza contra el demonio, que mientras él hace como que quiere acercarse al alma, dichos pensamientos son como espadas que lo hieren y lo alejan.

Por eso en vano nos lamentamos cuando el enemigo nos está molestando; es nuestra poca vigilancia la que incita al enemigo a atacarnos, pues está siempre espiando nuestra mente para poder encontrar pequeños vacíos y poder lanzar su ataque. Y entonces, en vez de darle alivio a Jesús con nuestros santos pensamientos y así quitarle las espinas de la cabeza, con suma ingratitud se las enterramos aún más haciéndole sentir dolores más amargos; y así la gracia queda frustrada y no puede desarrollar en nuestras mentes su trabajo dándonos santas inspiraciones.

Muchas veces es peor todavía: mientras sentimos el peso de las tentaciones, en vez de ofrecérselas a Jesús para consumarlas en el fuego de su amor, nos ponemos a pensar, nos entristecemos, hacemos cálculos sobre las mismas tentaciones, por lo que no solamente nuestra mente está ocupada en estos malos pensamientos, sino que también todo nuestro ser queda envuelto en ellos y entonces sí que casi se necesitaría un milagro de Jesús para desatarnos. Y Jesús, a través de esas espinas parece que nos mira y nos dice:

« ¡Ah, hijo mío, eres tú mismo quien no quiere mantenerse unido a mí!, si tú te hubieras acercado de inmediato a mí, yo mismo te habría ayudado a liberarte de las molestias que el enemigo te ha puesto en la mente y no me habrías hecho anhelar tanto tu regreso a mí. Estuve buscando ayuda de tu parte para que me quitaras estas espinas tan dolorosas, pero he esperado en vano, porque tú te hallabas ocupado con el trabajo que el enemigo te había procurado. ¡Oh, cuánto menos serías tentado si te arrojaras de inmediato a mis brazos! El enemigo, teniendo miedo, no de ti sino de mí, te dejaría ».


Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo; De las 9 a las 10 de la mañana: La Coronación de espinas de Jesús. “¡Ecce Homo!”. (Reflexiones y Practicas)




Las alabanzas y desprecios de los demás Vol. 2 Cap. 16



Hoy he meditado acerca del daño que puede venir a nuestras almas por las alabanzas que nos dan las criaturas. Mientras me lo aplicaba a mí misma para ver si había en mí la complacencia por las alabanzas humanas, Jesús se ha acercado a mí y me ha dicho:

“Cuando el corazón está lleno del conocimiento de sí mismo, las alabanzas de los hombres son como aquellas olas del mar, que se elevan y desbordan pero jamás salen de sus límites. Así las alabanzas humanas, hacen estrépito, alborotan, se acercan hasta el corazón, pero encontrándolo lleno y bien circundado por los fuertes muros del conocimiento de sí mismo, no teniendo por lo tanto donde quedarse, se vuelven atrás sin hacer ningún daño al alma; por eso debes estar atenta a esto, que las alabanzas y los desprecios de las criaturas no hay que tomarlos en cuenta.”


Libro de Cielo, Vol. 2, Cap. 16, Abril 23, 1899





“... para vivir siempre contenta y feliz aun sobre esta tierra, y éste es, tener fijo en tu interior que sólo Jesús y tú están en el mundo, y nadie más, y sólo a Él debes agradar, complacer y amar, y sólo de Él debes esperar ser amada y contentada en todo.”


Libro de Cielo, Vol. 4, Cap. 81, Agosto 21, 1901







Cuatro grados del vivir en la Divina Voluntad, charla

Cuatro grados del vivir en la Divina Voluntad, charla

Cuatro grados de vida en la Divina Voluntad


El pequeño terreno de la criatura; el Sembrador Celestial Vol. 28 Cap. 26



“Los actos de la criatura preparan el terreno al sembrador divino”

“Y el que la recibe en tierra fértil…” (Mt: 13, 23)

“Hija mía, todos los actos buenos y santos de los profetas, patriarcas, y del pueblo antiguo, formaron el terreno donde el Ente Supremo sembró la semilla para hacer desarrollarse la Vida de la Celestial niña María, porque su germen fue tomado de la estirpe humana. La Virgen, teniendo en Sí la Vida obrante de la Divina Voluntad, amplió este terreno con sus actos, lo fecundó y divinizó, hizo correr en él, más que lluvia benéfica y restauradora, la santidad de su virtud, el calor de su amor, y dardeándolo con la luz del Sol de la Divina Voluntad que poseía como propia, preparó el terreno para desarrollar al Celestial Salvador, y nuestra Divinidad abrió el Cielo e hizo llover el Justo, el Santo, el Verbo, dentro de este brote, y así fue formada mi Vida Divina y humana para formar la Redención del género humano. Mira entonces, en todas nuestras obras dirigidas a bien de las criaturas queremos encontrar un apoyo, un lugar, un pequeño terreno donde poner nuestra obra y el bien que queremos dar a las criaturas, de otra manera, ¿dónde la ponemos? ¿En el aire? ¿Sin que al menos uno lo sepa y que nos atraiga con sus actos formando su pequeño terreno, y Nosotros como Celestial sembrador sembrar el bien que queremos dar? Si esto no fuese, que de ambas partes, Creador y criatura la formarán juntos, ella preparándose con sus pequeños actos para recibir, y Dios con el dar, sería como si nada hiciéramos o quisiéramos dar a la criatura. Así que los actos de la criatura preparan el terreno al Sembrador divino; si no hay tierra no hay que esperar la siembra, ninguno va a sembrar si no tiene un pequeño terreno, mucho menos Dios, Sembrador Celestial, arroja la semilla de sus verdades, el fruto de sus obras, si no encuentra el pequeño terreno de la criatura. La Divinidad para obrar, primero se quiere poner de acuerdo con el alma, después de que lo hemos hecho y vemos que ella quiere recibir aquel bien, hasta rogarnos y formarnos el terreno donde ponerlo, entonces con todo amor lo damos, de otra manera sería exponer a la inutilidad nuestras obras.”


Libro de Cielo, Vol. 28, Cap. 26, Septiembre 30, 1930