Apr 4, 2019

Ofrecimiento de un alma víctima Vol. 11 - Cap. 4



Libro de Cielo
Febrero 1912



Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús se hacía ver crucificado y con un alma junto a Él, la cual se ofrecía víctima a Jesús, y Jesús le ha dicho:

“Hija mía, te acepto como víctima de dolor. Todo lo que puedas sufrir lo sufrirás como si estuvieras conmigo en la cruz, y con tus sufrimientos me consolarás y darás alivio a mis sufrimientos. Muchas veces se te escapa esto de consolarme y aliviarme con tus sufrimientos; debes saber que Yo fui víctima y hostia pacífica y así también tú, no te quiero víctima oprimida, sino pacífica y alegre, serás como un corderito dócil y tu balar, esto es tus oraciones, tus sufrimientos, tus obras, servirán para endulzar mis amargas llagas.”




QUE ES UN ALMA VÍCTIMA


Anneliese Michel


Un alma víctima es una persona elegida por Dios para tener sufrimiento físico y espiritual más allá de lo normal.
Esta misión no es impuesta por Dios sino que el alma víctima acepta voluntariamente la misión propuesta, para la salvación de los demás.
La Iglesia no designa a nadie como alma víctima, y la denominación la toman las propias almas víctima por revelación privada.

Y al igual que con las apariciones, la Iglesia no obliga a los fieles a creer en estas manifestaciones.

El concepto parte de la escritura, cuando Jesús dice “quien quiera seguirme debe negarse a sí mismo tomar su cruz y seguirme” (Marcos 8: 34).

Y que luego es modelado por San Pablo, cuando dice que si sufrimos con Jesucristo también podemos ser glorificados por Él.

Y además San Pablo nos asegura que seremos capaces de soportar cualquier cosa que Dios nos pida porque Él nos va a dar la fortaleza (1 Corintios 10: 13).

Incluso el propio San Pablo testimonia sus sufrimientos, diciendo que se regocija por sus sufrimientos porque está completando lo que falta a las aflicciones de Cristo en nombre de la Iglesia (Colosenses 1: 24)

Es lo que se llama la dimensión redentora del sufrimiento unido a la pasión de Cristo.
El papa San Juan Pablo II trató esto en su carta Apostólica Salvifici Doloris de 1984, donde dijo,

“El Redentor sufrió en lugar del hombre y por el hombre.

Cada hombre tiene su propia participación en la Redención.

Cada uno también está llamado a compartir ese sufrimiento a través del cual se realizó la Redención”.
Esta última frase nos dice que todos somos llamados a ser alma víctima de alguna forma.






  

  Sierva de Dios Luisa Piccarreta, la Pequeña Hija de la Divina Voluntad

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