Jul 10, 2019

El vivir en la Divina Voluntad es don que Dios hará a la criatura Vol. 29 Cap. 39




“Hija mía, el vivir en mi Voluntad es un don que hacemos a la criatura, don grande que supera en valor, en santidad, en belleza y en felicidad todos los otros dones, en modo infinito e inenarrable. Cuando hacemos este don tan grande, no hacemos otra cosa que abrir las puertas para hacerla poseedora de nuestras posesiones divinas, lugar donde no tienen más vida las pasiones, los peligros, ni ningún enemigo la puede dañar o hacerle algún mal; este don confirma a la criatura en el bien, en el amor, en la misma Vida de su Creador, y el Creador queda confirmado en la criatura, por tanto se da la inseparabilidad entre uno y el otro; con este don la criatura sentirá cambiada su suerte; de pobre, rica; de enferma, perfectamente curada; de infeliz, sentirá que todas las cosas se cambian para ella en felicidad. Hay gran diferencia entre vivir en nuestra Voluntad como don, y entre hacerla, lo primero es premio y nuestra decisión de vencer a la criatura, con una fuerza invencible e irresistible llenar la voluntad humana con la nuestra en modo sensible, de modo que tocará con la mano y con claridad el gran bien que le viene, y que sólo un loco podría huir de tanto bien, porque mientras el alma es viadora no se cierran las puertas detrás del don, sino que quedan abiertas para que libremente, no forzada, pueda vivir en nuestro don; mucho más que este don no lo hará nuestra Voluntad por necesidad, sino porque la ama y es toda suya. En cambio, el hacer nuestra Voluntad no es premio, sino deber y necesidad, porque quiera o no quiera debe someterse, y las cosas que se hacen por deber y por necesidad, si se pueden rehuir se rehuyen, porque en ellas no entra el amor espontáneo que hace amar y reconocer nuestra Voluntad como digna de ser amada y conocida; la necesidad esconde el bien que contiene, y hace sentir el peso del sacrificio y del deber. En cambio el vivir en nuestro Querer no es sacrificio sino conquista, no es deber sino amor, siente en nuestro don a sí misma perdida en Él, y lo ama no sólo como Voluntad nuestra, sino también porque es exclusivamente suya, y no dándole el primer lugar, el régimen y el dominio, no se amaría a sí misma.
Ahora hija mía, es esto lo que queremos dar a las criaturas, nuestra Voluntad como don, porque mirándola y poseyéndola como cosa propia, resultará fácil el hacerla formar su reino. Este don fue dado al hombre en el edén, e ingrato nos lo rechazó, pero Nosotros no cambiamos Voluntad, lo teníamos en reserva, y lo que uno nos rechaza, con gracias más sorprendentes lo tenemos preparado para darlo a los otros, no nos preocupa el tiempo, porque los siglos para Nosotros son como un solo punto. Sin embargo se necesitan grandes preparaciones por parte de las criaturas, conocer el gran bien del don para suspirarlo, pero tiempo vendrá en que nuestra Voluntad será poseída como don por la criatura.”

Libro de Cielo, Vol. 29, Cap. 39, Septiembre 29, 1931




“El Mundo y todos sus atractivos pasan. Pero el que hace la Voluntad De Dios permanece para siempre”. 


(1 Juan 2, 17)




“Según este plan , que se cumplirá fielmente a su debido tiempo, Dios va a unir bajo el mando de Cristo todas las cosas, , tanto en el Cielo como en la tierra” 


(Efesios 1, 10)






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